Se disipan las estrellas
en ti como farole
abriendo el sendero
de mi ceguera continua,
y encuentro en cada sitio
un rio rio, una orilla,
donde disipas la rosa
en amor hecha arcilla.
De una tierra sedienta
con frutas ya maduras
en una sola corriente
y una sola arena,
tus senos, tus rodillas,
duplica sin levadura,
que de propicio silencio
sobre un mar de licores
que llena tu dulzura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario